No sabes cuánto he esperado este momento durante estas últimas semanas. Sobre todo estos últimos días, sí. Y es que algo muy importante va a suceder y tenía que contarte antes cómo empezó todo. No podría soportar la idea de que más tarde pasara algo y no supieras nada. Pensarás que esto te pilla de sorpresa y no crees que sea necesario tanta seriedad.
La historia que voy a contarte es muy importante aunque no lo parezca, pero créeme; es mejor que la sepas antes de que quieras pedirme explicaciones. ¿Me conoces? Claro que sí, pero primero vayamos al principio... y ya irás atando cabos.
Hace unos 20 años, un chico de estatura media, pelo castaño fino y rebelde y con vestimenta deportiva llegaba cansado a casa. Sin embargo, lo que todo empezó como un día normal no resultó ser lo esperado.
Cuando un chico llega de entrenarse a fondo para el partido del domingo no hace otra cosa que irse al frigorífico a coger algo para beber. Pero Samuel ese día podía esperar para beber. Tan pronto como entró en casa corrió por el pasillo como si aún estuviera entrenando para llegar a su habitación donde empezó a ponerlo todos patas arriba, y formando un ruido por el que la madre adivinó su llegada.
- Samuel, ¿estás ahí? ¿Qué haces? ¿Por qué tanta prisa? ¡Te has dejado la puerta abierta! - Así era María, la madre de Samuel: preguntona, impaciente, cuidadosa, nerviosa... y todos esos adjetivos con los que Samuel solía describirla ante sus compañeros. Mientras decía todo eso, a María le dio tiempo cerrar la puerta, recorrer el pasillo y llegar al cuarto de Samuel. Verdaderamente, Samuel también tenía razón en que su madre era una deportista por naturaleza. Pero ese día, no hubo tan buen humor en la casa.
- Mamá, ¡no pasa nada! Sólo estoy buscando una cosa, nada más.
- Pero hijo tienes movido el escritorio hacia delante, ahí no hay nada, limpié esta mañana. ¿Qué buscas?
- Seguro que lo has visto... era un sobre blanco, tamaño mediano; ponía mi nombre y es muy importante.
- No tengo ni idea, pero... ¿por qué es tan importante? - La madre de Samuel parecía sorprendida.
- ¡Tú nunca lo entederías! - Gritó Samuel, con un tono bastante elevado mientras revolvía folios, apuntes y extendía papeles sobre la cama en busca del sobre - ¡Y no intentes buscarlo!
- Pero, ¡Samuel...! - Samuel corrió y salió de casa, dejando a su madre con la palabra en la boca.
Mientras todo esto pasaba, a las afueras de la ciudad dos coches negros y alargados se apartaban de la carretera para entrar en un camino de tierra que llevaba a una especia de pequeño bosque, donde era muy típico encontrar campistas y excursionistas en verano. En invierno, era un sitio ideal para ocultarse; pero a la vez conocido por muchos. Y allí, en aquel camino de tierra, pararon aquellos coches sin que nadie saliera de ellos, al menos hasta pasada una media hora...
Fue por entonces cuando una bicicleta llevada por alguien encapuchado y gafas oscuras se acercó a la zona, frenando en seco justo al lado de la ventanilla de copiloto del primero de los coches. El cristal tintado bajó lo justo para que una mano saliese y cogiese un sobre que entregaba el misterioso ciclista. En cuando sucedió esto, el ciclista dio la vuelta y se perdió a gran velocidad, mientras que los coches seguían allí, esperando a algo o alguien... según parecía.
jueves, 20 de noviembre de 2008
Por fin te encuentro
Etiquetas:
Temporada 1
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1 comentarios:
wai tio, queremos +!!! publica pronto
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