Son muchas veces las que pensarás que el destino está escrito y no lo podemos cambiar. Son demasiadas veces las que en todo el mundo hay gente que piensa así. Gente que asume lo ocurrido, y espera con paciencia lo que llegue. Tienes que saber que no eres como ellos; ni tú ni otros que pronto conocerás.
Es cierto que nada está por casualidad, es por eso que cada cosa tiene un por qué y hay cosas tan importantes... que no deben pasar de largo. Aquella noche a las afueras de la ciudad, en uno de los senderos de entrada al pequeño bosque que separaba la ciudad del pueblo, dos coches parados podían estar allí por algún motivo concreto. Dicen que el invierno es frío, pero lo que le rodea... es más aún.
Samuel era un chaval como tú. Curioso, aunque reservado. Aunque no lo creas, en el fondo eres así, y no por ello debes avergonzarte; es más, todo lo contrario. Samuel consiguió meterse en un buen lío del que pudo salir mal parado, pero su habilidad hizo que saliera de apuros más de una vez. Lástima que no todos sus planes salieran bien...
Te conté que cierto día empezó a sentirse sofocado y alarmado. Estaba muy nervioso porque no aparecía un misterioso sobre pudo traerle más de un disgusto, pero que necesitaba urgentemente. Al menos eso era lo que le contaba a su entrenador, al que; al igual que a todos sus compañeros de equipo, de clase y amigos, decía. Pero nunca nadie supo qué había ni de qué traba en el sobre. Ni siquiera su mejor amiga Ana, con la que siempre había tenido una relación especial.
Un día, el menos esperado, en ese ambiente de incertidumbre nadie volvió a ver a Samuel. Fue... de repente. Todo pasó demasiado rápido. El día del partido, como siempre, Miguel (uno de los compañeros del equipo de Samuel) llamaba a casa de su amigo para recogerlo. Pero no vio más a su amigo salir, chocarle la palma de la mano, darle los buenos días y gritar que iban a ganar. Ojalá hubiera encontrado eso, pero lo que vió fue a María, una madre que quedaba sin compañía al menos de momento, porque su hijo, no aparecía desde el día anterior.
María siempre había sido una buena madre. Ella pensó que había pasado la noche fuera, en casa de alguien, aunque sentía y sabía en el fondo que algo le había pasado a Samuel, y eso le hacía poner en su rostro la más viva imagen de la tristeza. Una cara de pena, que más tarde acabaría con ella.
Ya irás descubriendo que Samuel era un chico aparentemente débil y serio, pero que con sua amigos era inigualable. Destacaba por naturaleza, con esos pequeños detalles que cuestan explicar pero que todos notan. A ser cierto, el entrenador del equipo nunca lo hubiera nombrado capitán si no hubiera visto en él que cuando estaba con sus compañeros todos tendían a obecederle, a imitarle, a idolatrarlo. Era una situación de la que Samuel nunca quería hablar, pero siempre su madre insistía en elogiarle con piropos y alabanzas.
A Samuel le encantaba el ejercicio y el deporte; cuando quiso entrar en el equipo su madre aprobó la idea.
- Mamá, creo que entraré en el equipo de la ciudad; me vieron jugado en la pista el pasado viernes y me ofrecieron participar en la competición y a mí me encanta la idea - decía así muy seguido, como siempre que quería algo.
- Eso me lo tienes que explicar bien, pero bueno, ya veremos.
- Cómo no, ya veremos...
- Samuel, - aquí María siempre adoptaba una postura muy seria - ya sabes que no eres como los demás, tienes que tener cuidado, debes prometérmelo.
- Te lo prometo.
lunes, 24 de noviembre de 2008
2.- Ahora o nunca
Etiquetas:
Temporada 1
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